Por nuestra parte, lo único que tenemos que
deciros a todos/as, es que perdáis el miedo, os quitéis
la venda de los ojos y empecéis a poneros en
vuestro sitio, comenzando por el cumplimiento del horario,
que para la mayoría sigue siendo el de convenio.
Incluso en el resto de casos existe un horario establecido
(por flexible que pretenden que sea) y un número máximo
de horas diario para terminar con la defensa de nuestra
propia dignidad ante aquellos “jefecillos”, que pierden el
norte pensando en sus DORados incentivos.